Algunas
leyendas urbanas: En 1870, el joven noruego Johannes Hansen llegó a
Estados Unidos, obligado a buscarse un futuro mejor desde su humilde
granja de Oseberg, en Noruega. Como muchos jóvenes escandinavos,
esperaba hacer fortuna al otro lado del Atlántico.
Sin
embargo una historia que se ha convertido casi en una leyeda habla de
un suceso que le cambiaria la vida , un encuentro con una vidente que
supuestamente le predijo lo que seria uno de los hayazgos
arqueologicos mas alucinantes y sorprendentes de la historia, al
menos en lo tocante a la cultura vikinga se refiera
.Al
parecer, la mujer le dijo que no era necesario que sufriera penurias
en América para hacerse rico, y le insto a volver a casa, dijo que
estaba llamado a ser famoso, ya que el túmulo que se alzaba en sus
tierras escondía un gran tesoro y sólo tenía que excavar para
encontrarlo. Tan vividamente dicen que le pinto la vidente lo que
alli se encontraia que dicen que el joven regreso a casa y no
descanso hasta desenterrar “a la gran señora”.
Este
encuentro, recogido en un compendio de historia local de 1930, es muy
probablemente fruto del misticismo y leyendas mas o menos “urbanas”
que suele acompañar a los descubrimientos arqueológicos de
principios del siglo XX. No es muy diferente de otros tantos
relaccionados con hayazgos arqueologicos despues de sueños
reveladores o de que un misterioso personaje los señale y
desaparezca sin dejar el menor rastro
Pero
lo cierto es que Johannes volvió a Oseberg por esta o cualquier otra
razon y comenzó a excavar el túmulo. Sus esfuerzos fueron
infructuosos al inicio y abandonó la búsqueda ante la sospecha de
que el montículo era en realidad una tumba de víctimas de la peste
negra de 1348 como contaban muchas historias locales, decian que el
tumulo estaba “maldito” y que profanar el descanso de esas pobres
gentes no traeria nada bueno a nadie, el muchacho desistio, a la
postre, si no por supersticion, si por respeto a lo que supuso el
lugar de descanso de gentes humildes que poco o nada podria aportarle
para su enrriquecimiento.
En
los años siguientes, los vecinos continuaron realizando pequeñas
búsquedas sobre el terreno aunque los hayazgos fueron excasos o
nulos, se habla de una jovencita que encontro “media peineta de
hueso” (aunque nadie sabe a ciencia cierta de su identidad ni del
paradero de la misma), como si se tratase de un mito o bulo, todos
decian conocer a un familiar o amigo de un amigo que conocia a la
niña y habia visto el hermoso trabajo de la peineta de hueso...pero
a la larga nadie pudo sacar mucho en limpio de esta y otras historias
similares que se contaron en los años siguientes.
Sin
embargo, siempre hay alguien que sueña con encontrar algo realmente
relevante, sobre todo después de que en 1880 se descubriera el
túmulo de Gokstad, que contenía un gran barco utilizado como tumba
de un príncipe vikingo del siglo IX. Un vecino de Hansen, Oskar Rom,
decidió adquirir la granja de Oseberg con la intención de proseguir
los trabajos y el propietario ya desencantado de todo lo que
consideraba tiempo perdido en buscar “pajaros con huevos de oro”
(dicen que esa fue la frase que le dijo a su vecino) , accedio
finalmente a vender.
Y
así fue como en 1903, tras excavar una zanja ancha para drenar el
agua del terreno, Oskar Rom encontró un pequeño fragmento de madera
tallada de unos 20 centímetros: Una talla extraña y muy laboriosa,
no parecia a priori gran cosa, pero era el principio del que sería
el mayor descubrimiento arqueológico de Noruega.
Llamen
a un arqueologo!!: En la tarde del 8 de agosto de 1903, Rom se
personó en la oficina del profesor Gabriel Adolf Gustafson, director
del Museo de Antigüedades de la Universidad de Cristianía (Oslo) y
le mostro el pequeño fragmento de madera. Un año antes, un
inspector local ya había intentado llamar la atención del
arqueólogo sobre las excavaciones que los vecinos estaban haciendo
en Oseberg, pero Gustafson, un hombre algo arrogante y
condescendiente, no prestó atención al aviso, comento algo airado
que recibia todas las semanas avisos de gentes que aseguraban tener
un tumulo vikingo en el jardin de casa o en el prado donde jugaba su
perro. Por lo que se ve, el arqueologo tenia que lidiar con toda
clase de frikis molestandole a todas horas.
Rom
estaba a punto de sufrir el mismo destino de ser despedido con cajas
destempladas cuando Gustafson vio el fragmento de madera que el
granjero había traído consigo. El delicado patrón de la decoración
no dejaba lugar a dudas sobre el origen vikingo del descubrimiento.
De la total incredulidad, el arqueologo paso al mas ferviente
entusiasmo.
Al
día siguiente, Gustafson viajó a Oseberg y realizó un sondeo en el
túmulo para estimar su valor. El 10 de agosto informaba en el
periódico Aftenposten que se había hallado un nuevo barco funerario
vikingo. Ante la expectación suscitada, Oskar Rom se apresuró a
sacar tajada y pidió 12.000 coronas noruegas a Gustafson, una suma
considerable en aquella época. Supongo que, si la leyenda de la
vidente fuese cierta, el anterior propietario de la granja correria a
buscar una soga y colgarse del cuello.
Sin
una ley de patrimonio que protegiera el yacimiento, el arqueólogo no
tuvo más opción que buscar fondos para poder hacer frente al pago.
La unica forma de trabajar en el sitio sin molestias era, obviamente
ser el propietario legal del mismo.
El
13 de junio de 1904 se inició la excavación. El túmulo, de 40
metros de ancho por 6 de alto, había sido construido con arcilla
azul y piedras cubiertas con turba, un material vegetal que se
obtiene en pantanos. Una tecnica habitual en la era vikinga, la cosa
pues prometia!. Este recubrimiento había servido para sellar el
contenido y había mantenido unos niveles de humedad óptimos para
conservar la madera, y eso es lo que explica que el estado de
conservación del barco de Oseberg sobrepasase con creces el del
famoso hayazgo de Gokstad.
Pero
el peso de la tierra había aplastado la estructura del navío y la
tumba alojada en su interior, por lo que la excavación se convirtió
en un gran rompecabezas que los conservadores tardaron décadas en
recomponer. Cada fragmento era precioso, cada detalle unico, asi que
hubo trabajo para mucho tiempo.
Una
vez despejado el terreno, se comprobó que el barco medía 21,44
metros de largo por 5 de ancho y se había dispuesto con la proa
mirando hacia el mar. En la popa, tras el mástil abatido, se halló
la cámara funeraria, cuya madera se ha datado en una fecha que ronda
en aproximaciones el año 834. Gustafson pronto se dio cuenta de que
la tumba había sido saqueada, tal vez poco después del entierro.
Los ladrones entraron por la proa e hicieron un agujero para acceder
a la cámara funeraria y robar el ajuar, al tiempo que dejaban los
huesos diseminados por la galería. Una pena...pero con todo, lo que
se dejaron no desmerecia para nada el gran hayazgo y pasaria a la
historia igualmente.
A
traves del tiempo...Nuevas evidencias:Los últimos estudios indican
que los huesos corresponden a dos mujeres, una de entre 70 y 80 años
y otra más joven, de unos 50. Sobre esto y el barco hay varios
articulos mas detallados en este mismo blog. Las especulaciones sobre
su identidad se dispararon de inmediato: Se habló con suma
pomposidad del hayazgo de la tumba de la reina Aasa, abuela del
primer rey de Noruega, Harald I (850-933), e incluso años mas
tarde y a raiz de los minuciosos estudios del lugar de reposo de una
sacerdotisa. Seidr y su sirviente (aunque no hay acuerdo de quien es
quien, si la anciana es la maestra o la sierva) En cualquier caso,
seguramente una de ellas fue sacrificada para acompañar a la difunta
de mayor rango al mundo de los muertos. No se sabe si hubo violencia
ritual, los huesos fueron enterrados “a la cristiana” en un lugar
secreto proximo al lugar, en un ferretro de metal, y para cuando se
penso en pruebas de ADN, ya estaban tan deteriorados y quebradizos
que nada se pudo sacar de ellos. En este mismo blog, hablo en un
articulo de las ultimas especulaciones sobre el origen no-vikingo de
una de las dos damas, y de como el procedimiento poco “academico”
de un arqueologo, pudo al final darnos nuevas revelaciones acerca de
las misteriosas damas de esta tumba.
Volvamos
pues a la historia (ustedes pueden repasar con mas detenimiento mi
blog y buscar si desean saber mas ).Además del barco, el ajuar
funerario incluía objetos de uso cotidiano, como camas, edredones,
ropa, peines, útiles de cocina, aperos de labranza y tiendas., todo
ello un tesoro de incalculable valor para entender el arte y los
ritos funerarios nordicos. También había una carreta y cuatro
trineos, así como los restos de quince caballos, seis perros y dos
vacas. Si estas damas no eran de clase noble, desde luego su rango
social era muy elevado y relevante, recibieron un funeral digno de
una reina.
Todo
esto sugiere que los vikingos tenían una firme creencia en la vida
mas allá de la muerte, por lo que las tumbas debían ser abastecidas
de todo aquello que fuera a necesitar el difunto en su nueva vida. El
ajuar de Oseberg parece reforzar la idea del viaje simbólico a la
tierra de los muertos e indica que también las mujeres podían
acceder a este mundo de ultratumba, aunbque muchos expertos crean en
un destino diferente al de los gerreros, quiza como asistentas en el
palacio de Freya (algunos restos del ajuar sugieren indicios del
culto a Freya como señora de la magia Seidr). De lo que no cabe la
menor duda es de que, sea quien sea la mujer enterrada en Oseberg,
ocupó un lugar prominente entre su pueblo.
Como hemos visto, la historia de como se produjo la escavacion, es un poco rocambolesca..pero merecio la pena. Hoy todos podemos maravillarnos con el legado de “la gran señora”. Dejando atrás la veracidad de la primera historia, seguro que la vidente sonreiria satisfecha...
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