jueves, 27 de diciembre de 2012

Naglfar, el "Barco de uñas":


Antes de que el ultimo dia presente su crepusculo y la luna arda por ultima vez en el horizonte antes de ser devorada por el gran lobo Manegarm, cuando los dioses afilen sus armas  para dar comienzo a la triste era del hacha y sus corceles multiformes huelan la  sangre y  el miedo en el aire, cuando el último de los días se haya consumido  en la víspera del Ragnarok, se cuenta que  de un puerto en el inframundo y emergiendo de la oscuridad mas insondable zarpará el más terrible de los barcos, cuyo verdadero nombre, dicen los sabios, es impronunciable.

Sin embargo los miedos de los mortales le dieron nombre y describen su monstruosa apariencia .En Midgard se lo conoce como Naglfar, el "Barco de uñas".


Los nórdicos creían en una batalla final, en un apocalipsis o enorme hecatombe cosmica,  un Armaggedon pero mucho más complejo que las profecias apocalipticas de muchos otros credos. El Ragnarok, el "Crepúsculo de los dioses", es una serie de acontecimientos catastróficos que desembocaran en el fin del universo conocdo que sera destruido en una batalla en la que los Señores del Valhalla lucharán a muerte con los Gigantes del frío y sus aliados. Naglfar se presenta como una de las señales de la llegada inminente del Ragnarok, es decir, del fin de los tiempos.

Tal y como narran las leyendas, se sabe  que Naglfar duerme en un astillero infernal, en una grieta perdida mas alla del espacio y el tiempo de los moradores de Midgard, la Tierra Media. Las huestes del submundo  al mando de la poderosa Hela lo están construyendo desde épocas remotas, cuando el primer hombre fue enterrado. Nada pueden hacer los dioses para suspender la construcción de Naglfar, pues el trabajo de sus diseñadores es incansable, así como incesante llega a este Naustr en el inframundo  el suministro del espantoso material que lo forma...


Naglfar, susurran los sabios, está construido con uñas humanas. Esa es la primera descripcion de la hechura de la nave, que se ha completado con una mas detallada descripcion romantica y tardia (quiza ya en pleno medievo). El costillar de la nave es de osamentas humanas, sobre las que se van solapando infinidad de capas de uñas de difuntos, como las escamas de una monstruosa serpiente. El mastil o mastiles del velamen esta formado por tibias y columnas vertebrales, y el velamen y cordajes de la nave esta trenzado con cabellos humanos.

Al inicio del ultimo de los enfrentamientos del Ragnarok, cuando las fuerzas celestiales aún se mantengan firmes y formen las lineas de defensa ante la gran llanura, sobre el mar oscurecido se verá una nave de mil velas negras. Su visión ocupará todo el horizonte mientras avanza hacia Midgard. Deslizándose  sin prisa , flotando como una isla inmensa  y incorporando a su paso a todos los impios añadidos a su tripulacion a ultima hora, Naglfar navegará hacia el Vagrid, el campo de la Batalla Final. El timón será maniobrado por los brazos de acero del gigante  Hymir que encontrara asi venganza por su muerte a manos de los Aesir, seguido por su corte de Jotuns. Las Hordas del Caos se ocultarán bajo la cubierta interminable o sencillamente abarrotaran este enorme navio, amenazantes y deseosas de terminar su destierro en el Hel, aguardando el momento de desembarcar sobre Vagrid para desatar la última guerra que verá nuestro mundo.

La fé en el Ragnarok estaba tan arraigada en los pueblos nórdicos, que todos los guerreros ansiaban ser reclamados por Odín para integrar los ejércitos del Valhalla. La muerte en la batalla era un gran honor y se consideraba la mas noble de las muertes caer en combate, ya que el mismísimo Señor de los Dioses caería en el Ragnarok. De hecho, la muerte por enfermedad o vejez, incluso cualquier muerte accidental, era tomada como una deshonra, ya que todos aquellos que no morían por la espada serían parte de las Hordas del Caos, espíritus sin nombre cuyas muertes indignas habían enflaquecido las huestes del Asgard. De esta forma, los caidos sin honor ni gloria penaban por toda la eternidad en el vacio del Hel, y ansiaban con fuerza la liberacion de su tormento en la ultima batalla. Igualmente, los perjuros, asesinos a sangre fria y en general todos aquellos que se consideraban "varg", alimañas indignas de vivir entre los hombres, engordaban las huestes de Hela.

Afortunadamente, el Ragnarok depende de la finalización de Naglfar. Sin él los seres del inframundo no podrán invadir la Tierra. Para retrasar ese suceso inevitable los nórdicos arrancaban las uñas de sus muertos, impidiendo que lleguen a los astilleros infernales para engrosar el casco terrible de Naglfar. Igualmente se les afeitaba y se cortaban sus cabellos para evitar el trenzado de las velas de la nave. En la cultura nordica, la quema de las uñas y los cabellos afeitados o recortados del difunto era parte del ritual, de la formula de "un buen entierro", de la que se cuidaban muy bien de cumplir Godis y Seidrkonas. Igualmente entre los celtas, era costumbre enterrar las uñas y pelo del difunto lo mas lejos posible del hogar, de este modo, se retrasaba la construccion del navio del inframundo, puesto que los caidos tendrian que buscar estos materiales dispersos por toda la tierra. Incluso en Gales y algunas zonas de centroeuropa, se llegaron a esconder uñas y pelo de los difuntos en lugares sagrados como iglesias y templos, se supone que alli no pueden entrar los caidos en el Hel, de este modo, ese material no llegara jamas a los astilleros del inframundo.


Cuando los pueblos nórdicos cedieron ante la fé cristiana no olvidaron a sus viejos dioses, y mucho menos la promesa de asistir al último combate, y el mito de Naglfar continuó navegando  y muy presente en las pesadillas de los poetas medievales, seguros de que habría un crepúsculo más terrible que el apocalípsis, y que acaso es más sencillo combatir contra cuatro jinetes que impedir la llegada de un barco construido con las uñas de todos los muertos.Y que esos caidos desencadenen la mas temible de todas las batallas.

Por toda Europa existe de una u otra forma la tradicion de "adecentar" al difunto, cortandole las uñas y arreglandole la barba o el pelo, como ya he comentado, hay muchos procedimientos para evitar que ese material engrose la construccion del bajel de los difuntos, desde quemar, enterrar o esconder en terreno sagrado esos restos,a bendecirlos, esconderlos bajo piedras runicas con inscripciones protectoras, ocultarlos en las grietas de las casas o los muros para que sea imposible encontrarlos o incluso hecharlos en medio del estiercol de los animales (esto en Irlanda), se creia que de esta forma, se hacia aun mas penosa la tarea de los siervos del Hel, que tenian que recuperar uno a uno cada fragmento de uña o cada pelo en medio de la inmundicia.

2 comentarios:

  1. Bien documentado, además de tener una prosa poética excelente. Ana Silvia Karacic

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  2. Gracias por el excelente trabajo.

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