Samhain
es un momento importante en las celebraciones de la comunidad pagana,
según muchos creen, vendria a significar algo asi como “fin de la
cosecha”, otros dicen que es como se dice “Noviembre” en
gaélico. Sea como fuere, en la antigua Irlanda, este tiempo marcaba
el final del ciclo mensual de las cosechas de primavera- verano y el
inicio del ciclo mas oscuro de otoño-invierno.
La
víspera del Samhain, por la noche, se decía siempre haciendo honor
a la tradicion celta, que los espíritus de los muertos volvían
durante un tiempo del otro mundo para encontrarse con los vivos, lo
que muchos siglos después daría lugar a lo que hoy conocemos como
la muy desvirtuada fiesta de Halloween. En todo caso, lo que ahora me
ocupa es contar una vieja leyenda que, sucedió una noche del
Samhain, en la que está ambientada una de las leyendas más
antiguas de la vieja Irlanda: el “Echtra Nerai”.
Traducido
el termino a partir del gaélico como “La aventura de Nera”,
nos relata la historia del valeroso guerrero del mismo nombre que
vivió en estas tierras en los albores de nuestra era, al aprecer
era uno de los guerreros que pertenecian a una de las muchas aldeas
en el reino de Connacht,
la provincia occidental del Eire, cuyas costas miran al Océano.
La
leyenda nos sitúa pues en la noche de Samhain, cuando el Rey Aillil
y toda su corte estan celebrando una fiesta en el palacio de Rath
Cruachan,
en la capital de sus dominios. Estara rodeado de todos sus fieles y
valerosos guerreros y como es costumbre, se estaran relatando grandes
gestas de valor y heroismo.
Aillil
como buen monarca, presumia de tener la horda de guerreros mas
poderosa, asi que, esa noche quiso poner a prueba el valor de los
suyos, y ofreció como premio su espada al vencedor de una gran
prueba de valor. Y tratandose del arma de un rey, suponemos que no se
trataba de cualquier espada, sino de un arma profusamente trabajada ,
que contaba con una vaina decorada con plata pura. Se trataba pues
de un arma muy valiosa con la empuñadura de oro,y el rey la ofrecia
al guerrero que fuese capaz de colgar una cinta de mimbre del tobillo
de uno de los cuerpos de los dos cautivos enemigos a los que habían
ejecutado el día anterior en honor a los dioses y a los ancestros
caidos, y cuyos cadáveres aún estaban suspendidos en sus horcas.
El
siniestro reto del monarca hubiese tenido docenas de voluntarios de
no ser por la noche terrorífica elegida para lanzarlo, pues el
miedo a los espiritus que vagaban libres en la noche de Samhain hizo
mella en el corazón de los hombres del reino y ninguno parecia
atreverse a aceptar el reto.
Sabían
que en la víspera del Samhain los espíritus de los muertos estaban
al acecho, y ninguno osaba desafiarles,aterrados por la sola idea de
toparse con ellos,asi que, ningún guerrero se ofreció para tal
empresa. Sólo el llamado Nera,que tenia fama de ser el más
valiente y destemido, lanzando una mirada de desprecio a sus
camaradas de combate consiguió reunir el coraje suficiente y dar un
paso al frente.
Habiéndose
vestido su armadura y preparado para la empresa con sus mejores
armas, Nera acudió al lugar donde pendían los cuerpos de los
ahorcados. En el momento en que Nera se acercaba y colocaba la cinta
de mimbre en el tobillo de uno de los muertos, vio que éste de
repente se movía. Con una voz siniestra y desgarrada, el cadáver
elogió el valor del guerrero y, sumido en la desesperación por
verse alli colgado, le pidió al joven guerero agua para poder apagar
la sed que le provocaba la soga que había quitado la vida y que le
abrasaba la garganta más allá de la muerte.
Apiadado
del sufrimiento que padecía el guerrero ahorcado, Nera cargó con él
a sus espaldas y fueron asi juntos a buscar agua a la casa más
cercana.
El
guerrero, al acercarse a ese hogar, se lo encontró rodedo por un
lago de fuego que le impedia el paso. “No hay bebida para nosotros
en esa casa”, dijo el cautivo con su voz de ultratumba y mirandole
con cierta tristeza. “Vayamos a la casa que se divisa más allá”.
Obedeciendo y cargando en sus espaldas al muerto, Nera se aproximó a
la otra vivienda y se la encontró rodeada de un estanque de agua
enfangada. Incapaz de salvar el obstáculo con su carga a cuestas sin
ahogarse, y siguiendo una nueva recomendación del difunto, Nera
cargó con él hasta una tercera casa mas lejana en la que no
encontraron nada extraño.
Pálidos
y muertos de miedo ante la espantosa compañía que depositaba el
guerrero en el suelo de su hogar, la familia que vivía entre
aquellas paredes dio de beber a Nera y al ahorcado con temor y
sumision. Habiendo bebido éste tres tazas del líquido elemento,
escupió la última sobre las cabezas de los hogareños,
provocándoles la muerte en ese mismo momento. Sintiendo repulsión
por haber hecho un favor a aquel cruel y desalmado muerto que solo
buscaba engañarle pare vengarse, Nera lo devolvió a la horca en la
que le había encontrado y tras decapitarle le dejo colgado por los
pies y una vez acabado este trabajo, decidio que ya nada quedaba por
hacer alli y tomó el camino de vuelta a Rath Cruachan, donde le
estaría esperando su recompensa.
Cuando
por fin , tras caminar largo rato, llegó cansado a la corte de
Aillil, Nera encontró el palacio arrasado en llamas y a sus
ocupantes decapitados. Ante la evidencia de que un ejército enemigo
había atacado el reino en su ausencia, buscó pistas de lo ocurrido
y descubrió que los invasores eran las huestes del Sídh, el mítico
reino de los tumularios de Irlanda. Al parecer, se trataba de un
castigo por la orden del rey que habia ordenado un acto sacrilego a
uno de los suyos.
Entendio
que se trataba de el mismo, y tambien que su deber era vengar a los
caidos, pues si las huestes del Sidh tenian algo que reclamar, era
sobre su persona donde tenia que caer el castigo, si es que tenian
valor para ejecutarlo.
Siguió
el rastro de los tumularios hasta la Cueva de Cruachain, donde habia
oido que según las leyendas que le contaron los druidas de su gente,
están ocultas las puertas que conducen al mundo de los muertos. Y
las encontro con suma facilidad, pues esa noche, no estaban ocultas,
asi que resuelto a tener su venganza, entro en la nube de niebla
espesa que salia de ellas.
Allí
Nera se encontró con un amplio salon destrozado, como si se tratase
de una corte antigua olvidada hacia mucho tiempo, y sentado en un
trono de piedra, vio al rey de los Sídh con sus mesnadas de muertos
alrrededor, y junto a ellos, apiladas en el suelo las cabezas
cortadas de las gentes del Rath Cruachan,escepto las de la familia
real que estaban clavadas en estacas.
Descubrieron
pronto los guerreros del Sídh que había un mortal entre ellos,
debido al mayor peso de sus pisadas y a que el guerrero no se molesto
en ocultarse para nada, es mas, entro a grandes gritos, clamando
venganza, el rey de aquéllos seres no muertos, le dijo que nada
lograria sacar de su furia, pues nada puede matar lo que ya no vive,
ademas, le comento que solo habian tomado las vidas de la familia
real por sacrilegio, y de todos los que se habian aprestado a
obedecer al rey, a los que decidieron huir, se les dejo ir con
vida...quiza perdieran su honor, pero al menos podrian vivir para
contar que no comvenia enfadar a los moradores del Sidh.
Ya
con el asunto de la inutilidad de su venganza claro, el rey de los
caidos le ofreció respetar su vida y concederle un hogar y una
esposa a cambio sólo de que Nera proporcionase al Sídh un
suministro diario de leña seca del bosque cercano.
Habiendo
muerto su rey y dandose cuenta de que no podria volver con los suyos
ya que le considerarian culpable de lo sucedido al aceptar el reto
del rey, y viéndose en gran medida solo y desamparado y sin un lugar
a donde ir, Nera aceptó el trato y vivió un tiempo de forma plácida
y pacífica cumpliendo el pacto con los tumularios.
No
había pasado aun la cuenta de un año de los terribles sucesos del
Samhain que he narrado cuando la esposa de Nera, movida por el amor
a él y por la devocion que su esposo le profesaba, le confesó una
noche que Cruachain y toda la corte estaba intacta, que nunca habia
sucedido todo lo que el creia y daba por cierto yy que el guerrero
había sido engañado y sólo había presenciado una visión de lo
que ocurriría en la siguiente noche del Samhain si Nera no alertaba
a tiempo a su rey y a su gente, pues el rey del Sídh se proponía
arrasar de verdad el reino como castigo por el sacrilegio y la falta
de respeto a las victimas del sacrificio.
Nera
decidió entonces regresar presuroso al reino de los vivos,junto a
su esposa donde fue recibido con honores de gran heroe por Aillil,
que le otorgó el premio prometido: su propia espada guarnecida en
oro. El guerrero relató a los suyos lo ocurrido desde la fatídica
noche del Samhain y su vision de la caida del reino.
Decididos
a no dejarse vencer, los guerreros enviaron a sus mujeres e hijos a
un lugar seguro, fuera del Cruachan, y se aprestaron a armarse y a
plantar cara. Reunidas las huestes de Connacht y las de sus vecinos
del Ulster, los druidas usaron su magia para que sus armas fuesen
efectivas contra las hordas de muertos y de esta forna se dice que
libraron una batalla en el Sídh, atacando ellos antes de que los
tumularios estuviesen preparados. El ataque sorpresa fue un éxito y
los vencedores saquearon el tumulo de donde se llevaron tres
preciados tesoros de ese reino: la Corona de Brión, el Manto de
Lóegaire en Armagh, y la Camisa de Dúnlang en Kildare, con los que
regresaron victoriosos a casa.
La
suerte de Nera fue sin embargo muy distinta a la de sus viejos
compañeros de armas. Se dice que a partir de entonces, tenia sueños
funestos, donde veia tdas y cada una de las muertes que estaban por
suceder, y lo que era peor, no podia callarselo, asi que, pronto le
empezaron a llamar “el heraldo de los cuervos” y empezo a
sentirse poco comodo entre humanos. Dicen que una noche sin mas, dejo
su espada en la entrada del gran palacio, y dicen que nadie se
atrevio a reclamarla.
Dicen
que alli mismo la enterraron y que el gran gerrero regresó al Sídh
para encontrarse con su vida apacible y tranquila con su esposa en
el hogar de los eternamente jovenes, y allí permanecerá, según la
leyenda, hasta el día del fin del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario