miércoles, 2 de noviembre de 2016

La aventura de Nera: Leyenda tradicional Celta de Samhain.

Samhain es un momento importante en las celebraciones de la comunidad pagana, según muchos creen, vendria a significar algo asi como “fin de la cosecha”, otros dicen que es como se dice “Noviembre” en gaélico. Sea como fuere, en la antigua Irlanda, este tiempo marcaba el final del ciclo mensual de las cosechas de primavera- verano y el inicio del ciclo mas oscuro de otoño-invierno.

La víspera del Samhain, por la noche, se decía siempre haciendo honor a la tradicion celta, que los espíritus de los muertos volvían durante un tiempo del otro mundo para encontrarse con los vivos, lo que muchos siglos después daría lugar a lo que hoy conocemos como la muy desvirtuada fiesta de Halloween. En todo caso, lo que ahora me ocupa es contar una vieja leyenda que, sucedió una noche del Samhain, en la que está ambientada una de las leyendas más antiguas de la vieja Irlanda: el “Echtra Nerai”.

Traducido el termino a partir del gaélico como “La aventura de Nera”, nos relata la historia del valeroso guerrero del mismo nombre que vivió en estas tierras en los albores de nuestra era, al aprecer era uno de los guerreros que pertenecian a una de las muchas aldeas en el reino de Connacht, la provincia occidental del Eire, cuyas costas miran al Océano.

La leyenda nos sitúa pues en la noche de Samhain, cuando el Rey Aillil y toda su corte estan celebrando una fiesta en el palacio de Rath Cruachan, en la capital de sus dominios. Estara rodeado de todos sus fieles y valerosos guerreros y como es costumbre, se estaran relatando grandes gestas de valor y heroismo.

Aillil como buen monarca, presumia de tener la horda de guerreros mas poderosa, asi que, esa noche quiso poner a prueba el valor de los suyos, y ofreció como premio su espada al vencedor de una gran prueba de valor. Y tratandose del arma de un rey, suponemos que no se trataba de cualquier espada, sino de un arma profusamente trabajada , que contaba con una vaina decorada con plata pura. Se trataba pues de un arma muy valiosa con la empuñadura de oro,y el rey la ofrecia al guerrero que fuese capaz de colgar una cinta de mimbre del tobillo de uno de los cuerpos de los dos cautivos enemigos a los que habían ejecutado el día anterior en honor a los dioses y a los ancestros caidos, y cuyos cadáveres aún estaban suspendidos en sus horcas.


El siniestro reto del monarca hubiese tenido docenas de voluntarios de no ser por la noche terrorífica elegida para lanzarlo, pues el miedo a los espiritus que vagaban libres en la noche de Samhain hizo mella en el corazón de los hombres del reino y ninguno parecia atreverse a aceptar el reto.

Sabían que en la víspera del Samhain los espíritus de los muertos estaban al acecho, y ninguno osaba desafiarles,aterrados por la sola idea de toparse con ellos,asi que, ningún guerrero se ofreció para tal empresa. Sólo el llamado Nera,que tenia fama de ser el más valiente y destemido, lanzando una mirada de desprecio a sus camaradas de combate consiguió reunir el coraje suficiente y dar un paso al frente.

Habiéndose vestido su armadura y preparado para la empresa con sus mejores armas, Nera acudió al lugar donde pendían los cuerpos de los ahorcados. En el momento en que Nera se acercaba y colocaba la cinta de mimbre en el tobillo de uno de los muertos, vio que éste de repente se movía. Con una voz siniestra y desgarrada, el cadáver elogió el valor del guerrero y, sumido en la desesperación por verse alli colgado, le pidió al joven guerero agua para poder apagar la sed que le provocaba la soga que había quitado la vida y que le abrasaba la garganta más allá de la muerte.

Apiadado del sufrimiento que padecía el guerrero ahorcado, Nera cargó con él a sus espaldas y fueron asi juntos a buscar agua a la casa más cercana.

El guerrero, al acercarse a ese hogar, se lo encontró rodedo por un lago de fuego que le impedia el paso. “No hay bebida para nosotros en esa casa”, dijo el cautivo con su voz de ultratumba y mirandole con cierta tristeza. “Vayamos a la casa que se divisa más allá”. Obedeciendo y cargando en sus espaldas al muerto, Nera se aproximó a la otra vivienda y se la encontró rodeada de un estanque de agua enfangada. Incapaz de salvar el obstáculo con su carga a cuestas sin ahogarse, y siguiendo una nueva recomendación del difunto, Nera cargó con él hasta una tercera casa mas lejana en la que no encontraron nada extraño.

Pálidos y muertos de miedo ante la espantosa compañía que depositaba el guerrero en el suelo de su hogar, la familia que vivía entre aquellas paredes dio de beber a Nera y al ahorcado con temor y sumision. Habiendo bebido éste tres tazas del líquido elemento, escupió la última sobre las cabezas de los hogareños, provocándoles la muerte en ese mismo momento. Sintiendo repulsión por haber hecho un favor a aquel cruel y desalmado muerto que solo buscaba engañarle pare vengarse, Nera lo devolvió a la horca en la que le había encontrado y tras decapitarle le dejo colgado por los pies y una vez acabado este trabajo, decidio que ya nada quedaba por hacer alli y tomó el camino de vuelta a Rath Cruachan, donde le estaría esperando su recompensa.

Cuando por fin , tras caminar largo rato, llegó cansado a la corte de Aillil, Nera encontró el palacio arrasado en llamas y a sus ocupantes decapitados. Ante la evidencia de que un ejército enemigo había atacado el reino en su ausencia, buscó pistas de lo ocurrido y descubrió que los invasores eran las huestes del Sídh, el mítico reino de los tumularios de Irlanda. Al parecer, se trataba de un castigo por la orden del rey que habia ordenado un acto sacrilego a uno de los suyos.

Entendio que se trataba de el mismo, y tambien que su deber era vengar a los caidos, pues si las huestes del Sidh tenian algo que reclamar, era sobre su persona donde tenia que caer el castigo, si es que tenian valor para ejecutarlo.


Siguió el rastro de los tumularios hasta la Cueva de Cruachain, donde habia oido que según las leyendas que le contaron los druidas de su gente, están ocultas las puertas que conducen al mundo de los muertos. Y las encontro con suma facilidad, pues esa noche, no estaban ocultas, asi que resuelto a tener su venganza, entro en la nube de niebla espesa que salia de ellas.
Allí Nera se encontró con un amplio salon destrozado, como si se tratase de una corte antigua olvidada hacia mucho tiempo, y sentado en un trono de piedra, vio al rey de los Sídh con sus mesnadas de muertos alrrededor, y junto a ellos, apiladas en el suelo las cabezas cortadas de las gentes del Rath Cruachan,escepto las de la familia real que estaban clavadas en estacas.

Descubrieron pronto los guerreros del Sídh que había un mortal entre ellos, debido al mayor peso de sus pisadas y a que el guerrero no se molesto en ocultarse para nada, es mas, entro a grandes gritos, clamando venganza, el rey de aquéllos seres no muertos, le dijo que nada lograria sacar de su furia, pues nada puede matar lo que ya no vive, ademas, le comento que solo habian tomado las vidas de la familia real por sacrilegio, y de todos los que se habian aprestado a obedecer al rey, a los que decidieron huir, se les dejo ir con vida...quiza perdieran su honor, pero al menos podrian vivir para contar que no comvenia enfadar a los moradores del Sidh.

Ya con el asunto de la inutilidad de su venganza claro, el rey de los caidos le ofreció respetar su vida y concederle un hogar y una esposa a cambio sólo de que Nera proporcionase al Sídh un suministro diario de leña seca del bosque cercano.

Habiendo muerto su rey y dandose cuenta de que no podria volver con los suyos ya que le considerarian culpable de lo sucedido al aceptar el reto del rey, y viéndose en gran medida solo y desamparado y sin un lugar a donde ir, Nera aceptó el trato y vivió un tiempo de forma plácida y pacífica cumpliendo el pacto con los tumularios.

No había pasado aun la cuenta de un año de los terribles sucesos del Samhain que he narrado cuando la esposa de Nera, movida por el amor a él y por la devocion que su esposo le profesaba, le confesó una noche que Cruachain y toda la corte estaba intacta, que nunca habia sucedido todo lo que el creia y daba por cierto yy que el guerrero había sido engañado y sólo había presenciado una visión de lo que ocurriría en la siguiente noche del Samhain si Nera no alertaba a tiempo a su rey y a su gente, pues el rey del Sídh se proponía arrasar de verdad el reino como castigo por el sacrilegio y la falta de respeto a las victimas del sacrificio.

Nera decidió entonces regresar presuroso al reino de los vivos,junto a su esposa donde fue recibido con honores de gran heroe por Aillil, que le otorgó el premio prometido: su propia espada guarnecida en oro. El guerrero relató a los suyos lo ocurrido desde la fatídica noche del Samhain y su vision de la caida del reino.

Decididos a no dejarse vencer, los guerreros enviaron a sus mujeres e hijos a un lugar seguro, fuera del Cruachan, y se aprestaron a armarse y a plantar cara. Reunidas las huestes de Connacht y las de sus vecinos del Ulster, los druidas usaron su magia para que sus armas fuesen efectivas contra las hordas de muertos y de esta forna se dice que libraron una batalla en el Sídh, atacando ellos antes de que los tumularios estuviesen preparados. El ataque sorpresa fue un éxito y los vencedores saquearon el tumulo de donde se llevaron tres preciados tesoros de ese reino: la Corona de Brión, el Manto de Lóegaire en Armagh, y la Camisa de Dúnlang en Kildare, con los que regresaron victoriosos a casa.

La suerte de Nera fue sin embargo muy distinta a la de sus viejos compañeros de armas. Se dice que a partir de entonces, tenia sueños funestos, donde veia tdas y cada una de las muertes que estaban por suceder, y lo que era peor, no podia callarselo, asi que, pronto le empezaron a llamar “el heraldo de los cuervos” y empezo a sentirse poco comodo entre humanos. Dicen que una noche sin mas, dejo su espada en la entrada del gran palacio, y dicen que nadie se atrevio a reclamarla.

Dicen que alli mismo la enterraron y que el gran gerrero regresó al Sídh para encontrarse con su vida apacible y tranquila con su esposa en el hogar de los eternamente jovenes, y allí permanecerá, según la leyenda, hasta el día del fin del mundo.


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