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martes, 12 de junio de 2012

Hrafnagud y el joven novicio . (Basado en una leyenda Islandesa)

Cuentan que en cierta ocasión llego a las tierras de Islandia un obispo de la nueva religión Cristiana, un hombre acostumbrado a la adulacion y la vida comoda a manos de sus muchos siervos que todo el tiempo le rodeaban de lisonjas y regalos para ganarse su favor.

Dicen que este hombre al que bautizaremos como Sigtriuc , aunque no sabemos cual era su nombre real, llego una buena mañana a una aldea muy pequeña en una de las muchas riberas que posee Islandia, aquel no era ni mucho menos el primero de los poblachos de la zona, pero estaba bien comunicado y estaba medrando rapido por la buena pesca que se daba en la zona y su excelente comunicación maritima. Asi que Sigtriuc vio la oportunidad de transformar aquella aldea en el centro del culto de las demas poblaciones de la zona.

Aprovecho pues que era un sabado de mañana y la pequeña plaza del pueblo estaba bullendo en el frenesi de un dia de mercado, y rodeado de un par de monaguillos, empezo a predicar en medio de aquellas gentes, que ya habian oido hablar de los planes del obispo de erigir no lejos de alli un templo dedicado al “pastor blanco”.

Sin embargo, y aunque la colecta para empezar las obras estaba abierta , Sigtriuc se quejaba a grandes voces en su sermon de la excasa contribución de aquellas gentes, y de lo “poco temerosos de dios” que eran, gastandose su plata en fruslerias en los dias de mercado y descuidando la atención debida a dios y a sus almas.



A poca distancia de alli, sentado en un cepo cortado, descansaba un andrajoso mendigo, cubierto con una capa gris con capucha, que caia sobre su cabeza, dejando ver, poco mas que una larga y espesa barba cana y una larga cabellera trenzada a la antigua usanza. No portaba mas que un mugriento zurron de viaje y un largo y nudoso baston de camino, tan gastado como el resto de las ropas del vagabundo. Usualmente, nadie prestaba atención a esta clase de forasteros, quiza, con algo de suerte, un alma compasiva podria entregar una hogaza de pan o alguna pieza de carne seca o fruta, o ofrecer un granero donde pasar la noche, las piezas menores de plata eran ya un lujo que el mendigo no podia ni soñar, pese al auge de aquella extraña religión que alababa la piedad y la compasión de puertas afuera, pero que de puertas adentro, se cuidaba mas bien de reclamar y pedir para sus intereses que de atender el bienestar del prójimo.

El hombre escucho la larga perorata de aquel orondo charlatan con la cabeza rasurada y vestido de purpura, pero en cuanto se hizo el silencio , posiblemente para que el Obispo tomase resuello y continuase su sermon y sus quejas, se oyo potente la voz del mendigo que clamaba desde las filas traseras de los congregados.

- ¿Tan miserable es ese dios tuyo que ha de mandarte a ti a sangrar a las gentes para que le constuyas una cueva donde cobijar su miseria? . ¿Tan pobre es que tiene que ser el pueblo el que le vista y le colme de bienes?- Pregunto , mientras todos volvían la vista atrás y abrian el corro para que la figura del vagabundo apareciese alli en pie a la vista de todos – Te presentas aquí a hablar a las gentes del reino de tu dios, y pides que aporten de lo que tengan para levantarle un altar y un gran templo!. Pero lo primero que vemos es tu propia pompa y tus maneras!. ¿Acaso carece tu dios del poder para elevarse su propia morada en su paraiso para que tenga que mandarte a ti a mendigar para crearle una choza aquí en la tierra?. Yo no tengo nada que dar...y aunque asi fuese, ¿Por qué no empiezas tu mismo a darnos testimonio con tu ejemplo?. Que facil es pedir, cubierto de anillos de oro y colgantes de fina plata!, Que facil reclamar a otros que engorden tu ganado y laboren tu tierra, mientras tu te sientas a llenarte la panza!. ¿¿Quieres tu templo lacayo del Cristo Blanco??...Toma el hacha, el mazo y los clavos y construyelo tu mismo…



Y dicendo esto, el vagabundo se dio media vuelta y se alejo a sentarse bajo la sombra de un viejo arbol, mientras Sigtiuc elevaba de nuevo su voz airada clamando contra los impios y los carentes de piedad y fe, pero ya sus palabras sonaban vanas, y pocos eran los que permanecían alli en pie escuchando, la mayoria, dieron por bien ciertas las palabras del vagabundo, y sencillamente, se fueron retirando a continuar con sus quehaceres o con el trasiego de la mañana de mercado.

Tras el medidia, el vagabundo descansaba aun sentado bajo el arbol, hechando un trago de vino de una vieja bota que portaba consigo, cuando vio acercarse a el a un muchacho que reconocio como uno de los acompañantes del pomposo siervo del dios cristiano. Pero decidio permanecer alli callado, como si no le hubiese visto llegar hasta que el muchacho se planto prácticamente delante de el y se encaro para reprenderle con malos modos.

- No se quien eres ni me importa, pero has de saber que no me ha gustado el tono que has usado para dirigirte a su eminencia Sigtriuc, el es un hombre de dios y merece ser tratado con mas respeto.

El mendigo ni siquiera alzo la cabeza, pero posando la bota, respondio con calma:

-No conozco ni a ese tal Sigtriuc , ni tampoco al dios al que dices que sirve, pero te aseguro que no mereceria sacar de esta aldea ni el polvo que le cubra las vestiduras. He visto zorros mas fiables que el a lo largo del camino.

El muchacho parecio perder la calma y respondio iracundo:

- Que sepas que Su Eminencia es el pastor de todo este rebaño, y todos le debemos obediencia y respeto…incluido tu, ya que te acercas a lo que sera pronto la sede de su nuevo templo.

El vagabundo sonrio bajo su capa, y con el mismo aire de calma , sentencio :

-Mira muchacho…dicen que hubo una vez un joven pastor, tenia muy buena intencion y ganas de aprender el oficio, pero le faltaba la maña y la experiencia que dan los años, asi que cuando empezo a cuidar del rebaño, recogio en los montes lo que el penso que era un cachorro perdido, le crio y alimento hasta que medro lo suficiente para cuidar del rebaño. Pero lo que el supuso que era un buen perro, resulto ser un zorro, y a la larga, le pudo mas su naturaleza que el amor a su dueño. Y creeme que puedes imaginar como acaba la historia sin que me seque la garganta contandotela...Ese que tu dices “pastor”, tiene mas de lobo que de perro guardian. Quiza tu no lo veas, pero yo si!.

Y diciendo esto se levanto y tomo su cayado, y comenzo a caminar con paso lento mientras se despedia del joven que aun estaba tratando de asimilar todo lo que habia oido de boca del vagabundo.

- Si de verdad deseas departir sobre este asunto, mejor sera que atiendas tus quehaceres para con tu señor, y cuando hayas rematado la faena, me busques si te place en el granero abandonado que hay a las afueras del pueblo, alli estare a falta de mejor lugar donde pasar la noche. Quiza hablando y escuchando aprendas un par de verdades sobre ese que llamas “eminencia”.

Aun no habian caido un par de horas de la madrugada, cuando aparecio por el granero el joven monaguillo, alli se encontro al viajero, sentado en el suelo y alimentando de su mano a una pareja de cuervos que no parecian intimidados en absoluto por su presencia, mas bien, parecian confiados y tranquilos, como si nada temiesen del mendigo y estuviesen habituados a su compañía.

Este vio llegar al joven y con un ademan de su mano , le invito cortésmente a pasar:

- Sientate como un buen amigo y comparte mi escasa cena, apenas puedo ofrecer mas que un pedazo de pan y queso de cabra y un trago de vino….pero gustosamente lo comparto contigo, en cuanto a mis amigos emplumados, nada has de temer de ellos, ningun daño te haran, mas bien, te ayudaran a comprender cuanto hemos hablado y has intuido en nuestro primer encuentro.

El muchacho se sento sin entender mucho de lo que el extraño le decia, pero intuia que aquel hombre era mucho mas de lo que aparentaba ser tras aquellas ropas mugrientas y su aspecto miserable.

- Has de saber que estos pequeños son mis ojos por el ancho mundo, todo lo que ellos ven, me lo cuentan, y a veces, las cosas que descubro tras sus relatos me dicen que no todos son lo que a primera vista ves. Ese es el caso de ese saco de carroña que tu tienes en tan alta estima. Lo que Hugin y Munin me han contado de el, no le deja en mejor lugar que los cerdos que se revuelcan en el lodo.

-¿Y que es lo que sabes tu del Obispo Sigtriuc si es que puede saberse?- Replico el muchacho gesticulando con las manos y con un gesto bastante agrio.

-Mira muchacho…como ya te he dicho, yo se muchas cosas, y si te prestas a escuchar, lo mismo aprendes a dominar tu temperamento y empiezas a entender que no te deseo mal alguno, es solo que, como te contaba esta mañana, no es la mejor compañía para el cordero el diente afilado del zorro…

- Oh!!...deja ya de marearme con tus acertijos pordiosero!...Si tienes algo que decir de Sigtriuc, habla de una vez, y si no, callate y duerme bien esta noche, porque si lo que tienes que decir no me parece justo y cabal, yo mismo me asegurare de que te saquen del pueblo a pedradas por difamar al Obispo.

El extraño poso en el suelo unos granos de cereal para que sus cuervos continuasen picoteando y tras hechar un largo trago de su bota y ofrecer a su compañero de su contenido, aunque este lo rechazo molesto, empezo a hablar con tono calmado.

- Bien, has de saber que mis cuervos me han narrado que la colecta por las aldeas no fue tan mala como ese perro ladra. Todos sabemos que nada sobra a estas sencillas gentes, y dan de lo poco que tienen, aquello que pueden, pero a Sigtriuc eso no parece importarle, como todos los carroñeros, no se conforma con el hueso y quiere descarnar a la presa.

- Hace una buena colecta para sufragar las obras del nuevo templo, todos debieran estar mas que honrados de contribuir a ello mas alla de unas miseras monedas- Replico el mozalbete con suficiencia.

- Eso crees muchacho?...¿Acaso sabes a cuanto ha ascendido la “miserable colecta” de la que tanto se queja tu Obispo?....Oh si!.claro que lo sabes!...mis cuervos me han contado que se te ha encargado entregar la bolsa a un mensajero que debiera llevarla a manos de los monjes para poner estos donativos a buen recaudo! Pero…¿Qué hay del grano que se ha perdido por el camino antes de llegar al granero?.

- No entiendo a que te refieres!!- Protesto el muchacho, esos dineros estan destinados a una gran obra, y a estas horas estaran ya con bien en manos de los buenos monjes y los buenos señores que se haran cargo de comenzar las obras.

El mendigo solto una sonora carcajada y volvio a dar unos granos a sus cuervos, antes de continuar hablando con calma.

- ¿Y que hay de las 2 piezas que sustrajiste de la bolsa y guardas celosamente en tu faltriquera?. No te asustes, se que no lo has hecho con mala intencion. Mis cuervos me han hablado de la hermosura de la hija del tabernero. Tambien me cuentan que pronto celebrara su mayoria de edad!

- ¿Cómo sabes acerca de Astrid y de lo que saque de la colecta?. No me siento orgulloso de ello, pero no recibire nada del Obispo hasta dentro de varias lunas, y queria presentarme ante ella con un regalo. Ya se que no he obrado bien…pero solo queria mostrarle mi aprecio, y pretendia devolver lo que sustraje en cuanto recibiese mi paga del obispado.

- Oh!...no debes lamentarte…pues no son un par de granos los que disminuyen el granero. Tu no has hecho mas que ceder ante el hechizo de unos ojos hermosos y unas caderas generosas, pero otros no tienen tan buena excusa, y mucho menos se plantean enmendar la falta tal y como tu planteaste. – Replico el mendigo dando una suave palmada en la espalda del atribulado mozalbete- Mira a Sigtriuc…acaso le has visto provarse alguna vez estando en su compañía?. Cuando llega a un pueblo, come de lo mejor y se aloja en la mejor casa, su cuerpo no conoce las rozaduras de las telas bastas y sus dedos estan cargados de añillos caros. Si no encuentra alojamiento, paga la mejor de las posadas y exige el mejor de los alimentos y bebida. ¿Acaso lo paga de su bolsillo?. ¿No era la plata que recolectais para elevar un altar a vuestro dios?. Yo mas bien creo que gran parte del grano se pierde cebando a un cerdo!.

El muchacho permanecio en silencio, nunca se habia planteado las cosas tal y como se las estaba contando el vagabundo, hubiese querido replicar algo, pero en el fondo, empezo a entender que las palabras de aquel hombre estaban sobradas de razon.

- Dime muchacho….en el tiempo que llevas a su servicio, ¿te ha sentado alguna vez con el en la mesa?, o mas bien comes de las sobras que te deja…¿acaso has visto a este que se llena la boca con palabras vanas hablando de compartir y de dar al que pasa hambre, invitar a su comilona a algun necesitado?. Apuesto a que callas porque sabes que la respuesta es negativa. Pero no es el solo el que se aprovecha, hay mas alimañas que sustraen del granero…ahora guarda silencio y escucha.

El muchacho estaba descubriendo que aquel hombre parecia ser un oraculo, un ojo implacable que todo lo veia, asi que, muy a su pesar, hizo lo unico que podia hacer, callar y escuchar!.

- Tras tu pequeña falta, confiaste la bolsa tal y como se te habia mandado a un jinete que la portase hasta las manos de los monjes en la corte. Pero he aquí que el hombre a quien confiaste los dineros, ha tenido que galopar tres largos dias con sus noches, y no considero que el pago que obtuvo por su servicio fuese el suficiente. Asi que ha estado tres noches durmiendo en caliente y bien acompañado, y comiendo y bebiendo bien a cuenta de tu Obispo y su colecta, y has de dar gracias a que el miedo a ser perseguido no le hizo quedarse todo el grano. Llegado a su destino, confió la bolsa a unos “buenos monjes” que consideraron que quedarse una parte del grano para sus “buenas obras” (empezandolas por ellos mismos!), no se notaria, y de estos, paso la bolsa a manos de los nobles señores, encargados de guardar y administrar los dineros para empezar a construir el templo. Entre lo que su basta codicia reste de la bolsa, y lo que se repartan otros cerdos de la misma piara que Sigtriuc…¿Cuánto crees que engrosaran las arcas destinadas a construir el altar de tu dios?, ¿Cuántas cosechas mas haran falta para llenar el granero?. ¿Cuánto grano recolectareis tu y el ministro del dios Cristiano, a cuantos mas sangrareis, pobres o señores antes de completar la obra?.

El muchacho bajo la cabeza abatido y apesadumbrado, mas aunque atribulado por lo que habia oido, comprendio que el extranjero tenia razon, y que probablemente, todas y cada una de las palabras que habia dicho eran verdad, ya que sabia lo de las dos monedas que guardaba muy en secreto y lo de su amor por Astrid.

- Debieras plantearte que a diferencia de tu Obispo, yo si conozco la naturaleza de los animales que alimento. Reparto de lo que tengo con los mios, y no pido a nadie lo que no puede dar. No pido al cordero que se comporte como un lobo, ni a este que niegue su naturaleza. No como ese que tanto estimas, que se dice “pastor del rebaño”, pero les escatima y roba la comida. Dice venir a dar a todos, pero no le he visto mas que reclamando tributo en nombre de su dios. Yo de ti, empezaria a preguntarme a quien sirve mi corazon, empezando por lo que sientes por esos hermosos ojos verdes. No veo razon por la que no puedas amar y servir a tu dios a la vez. ¿Acaso consagrarte de por vida al servicio de Sigtriuc te hara mejor hombre?. Yo pienso que tendrias que empezar por buscarte primero a ti mismo, saber que deseas ser, si lobo, perro guardian o sumiso cordero…y cuando lo hayas encontrado, quiza solo entonces estes preparado para encontrar tu camino, sirviendo a dios o a los hombres.

Nada mas dijo aquel extraño viajero aquella noche, despido amablemente al muchacho, y antes de rayar el alba, emprendio su camino, seguido por los dos cuervos que volaban a su derredor… En cuanto al joven monaguillo, le falto tiempo para acudir a ver a la hermosa Astrid y llevarle un hermoso collar, y tambien le falto tiempo para despedirse de la compañía de Sigtriuc, que no entendio como de la noche a la mañana, el que tan convencido estaba de servirle, habia decidido marchar y buscar trabajo como uno mas de aquella chusma ignorante y poco temerosa de dios.

Dicen que el mozalbete encontro su camino, pues se empleo como mozo en la posada, de este modo, tenia siempre cerca la mirada inspiradora de ella, y nunca le falto un plato caliente. En cuanto a las palabras de Sigtriuc, aprendio a recelar de ellas, a escuchar con algo mas que los oidos y mirar con algo mas que los ojos… Como el viajero habia dicho…aprendio a conocer la naturaleza de aquellos a quien su corazon alimentaba a partir de aquel entonces.







1 comentario:

Raven dijo...

men no es por nada malo pero deberias cambiar el fondo por otro que contraste mas con el color de las letras, ya que la imagen del rayo dificulta un poco la lectura; referente a la historia me gusto leerla.

paganismo no es fascismo

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