Cuentan que en cierta
ocasión llego a las tierras de Islandia un obispo de la nueva
religión Cristiana, un hombre acostumbrado a la adulacion y la vida
comoda a manos de sus muchos siervos que todo el tiempo le rodeaban
de lisonjas y regalos para ganarse su favor.
Dicen que este hombre al
que bautizaremos como Sigtriuc , aunque no sabemos cual era su nombre
real, llego una buena mañana a una aldea muy pequeña en una de las
muchas riberas que posee Islandia, aquel no era ni mucho menos el
primero de los poblachos de la zona, pero estaba bien comunicado y
estaba medrando rapido por la buena pesca que se daba en la zona y su
excelente comunicación maritima. Asi que Sigtriuc vio la oportunidad
de transformar aquella aldea en el centro del culto de las demas
poblaciones de la zona.
Aprovecho pues que era un
sabado de mañana y la pequeña plaza del pueblo estaba bullendo en
el frenesi de un dia de mercado, y rodeado de un par de monaguillos,
empezo a predicar en medio de aquellas gentes, que ya habian oido
hablar de los planes del obispo de erigir no lejos de alli un templo
dedicado al “pastor blanco”.
Sin embargo, y aunque la
colecta para empezar las obras estaba abierta , Sigtriuc se quejaba a
grandes voces en su sermon de la excasa contribución de aquellas
gentes, y de lo “poco temerosos de dios” que eran, gastandose su
plata en fruslerias en los dias de mercado y descuidando la atención
debida a dios y a sus almas.
A poca distancia de alli,
sentado en un cepo cortado, descansaba un andrajoso mendigo, cubierto
con una capa gris con capucha, que caia sobre su cabeza, dejando ver,
poco mas que una larga y espesa barba cana y una larga cabellera
trenzada a la antigua usanza. No portaba mas que un mugriento zurron
de viaje y un largo y nudoso baston de camino, tan gastado como el
resto de las ropas del vagabundo. Usualmente, nadie prestaba atención
a esta clase de forasteros, quiza, con algo de suerte, un alma
compasiva podria entregar una hogaza de pan o alguna pieza de carne
seca o fruta, o ofrecer un granero donde pasar la noche, las piezas
menores de plata eran ya un lujo que el mendigo no podia ni soñar,
pese al auge de aquella extraña religión que alababa la piedad y la
compasión de puertas afuera, pero que de puertas adentro, se cuidaba
mas bien de reclamar y pedir para sus intereses que de atender el
bienestar del prójimo.
El hombre escucho la
larga perorata de aquel orondo charlatan con la cabeza rasurada y
vestido de purpura, pero en cuanto se hizo el silencio , posiblemente
para que el Obispo tomase resuello y continuase su sermon y sus
quejas, se oyo potente la voz del mendigo que clamaba desde las filas
traseras de los congregados.
- ¿Tan miserable es ese
dios tuyo que ha de mandarte a ti a sangrar a las gentes para que le
constuyas una cueva donde cobijar su miseria? . ¿Tan pobre es que
tiene que ser el pueblo el que le vista y le colme de bienes?-
Pregunto , mientras todos volvían la vista atrás y abrian el corro
para que la figura del vagabundo apareciese alli en pie a la vista de
todos – Te presentas aquí a hablar a las gentes del reino de tu
dios, y pides que aporten de lo que tengan para levantarle un altar y
un gran templo!. Pero lo primero que vemos es tu propia pompa y tus
maneras!. ¿Acaso carece tu dios del poder para elevarse su propia
morada en su paraiso para que tenga que mandarte a ti a mendigar para
crearle una choza aquí en la tierra?. Yo no tengo nada que dar...y
aunque asi fuese, ¿Por qué no empiezas tu mismo a darnos testimonio
con tu ejemplo?. Que facil es pedir, cubierto de anillos de oro y
colgantes de fina plata!, Que facil reclamar a otros que engorden tu
ganado y laboren tu tierra, mientras tu te sientas a llenarte la
panza!. ¿¿Quieres tu templo lacayo del Cristo Blanco??...Toma el
hacha, el mazo y los clavos y construyelo tu mismo…
Y dicendo esto, el
vagabundo se dio media vuelta y se alejo a sentarse bajo la sombra de
un viejo arbol, mientras Sigtiuc elevaba de nuevo su voz airada
clamando contra los impios y los carentes de piedad y fe, pero ya sus
palabras sonaban vanas, y pocos eran los que permanecían alli en pie
escuchando, la mayoria, dieron por bien ciertas las palabras del
vagabundo, y sencillamente, se fueron retirando a continuar con sus
quehaceres o con el trasiego de la mañana de mercado.
Tras el medidia, el
vagabundo descansaba aun sentado bajo el arbol, hechando un trago de
vino de una vieja bota que portaba consigo, cuando vio acercarse a el
a un muchacho que reconocio como uno de los acompañantes del pomposo
siervo del dios cristiano. Pero decidio permanecer alli callado, como
si no le hubiese visto llegar hasta que el muchacho se planto
prácticamente delante de el y se encaro para reprenderle con malos
modos.
- No se quien eres ni me
importa, pero has de saber que no me ha gustado el tono que has usado
para dirigirte a su eminencia Sigtriuc, el es un hombre de dios y
merece ser tratado con mas respeto.
El mendigo ni siquiera
alzo la cabeza, pero posando la bota, respondio con calma:
-No conozco ni a ese tal
Sigtriuc , ni tampoco al dios al que dices que sirve, pero te aseguro
que no mereceria sacar de esta aldea ni el polvo que le cubra las
vestiduras. He visto zorros mas fiables que el a lo largo del camino.
El muchacho parecio
perder la calma y respondio iracundo:
- Que sepas que Su
Eminencia es el pastor de todo este rebaño, y todos le debemos
obediencia y respeto…incluido tu, ya que te acercas a lo que sera
pronto la sede de su nuevo templo.
El vagabundo sonrio bajo
su capa, y con el mismo aire de calma , sentencio :
-Mira muchacho…dicen
que hubo una vez un joven pastor, tenia muy buena intencion y ganas
de aprender el oficio, pero le faltaba la maña y la experiencia que
dan los años, asi que cuando empezo a cuidar del rebaño, recogio en
los montes lo que el penso que era un cachorro perdido, le crio y
alimento hasta que medro lo suficiente para cuidar del rebaño. Pero
lo que el supuso que era un buen perro, resulto ser un zorro, y a la
larga, le pudo mas su naturaleza que el amor a su dueño. Y creeme
que puedes imaginar como acaba la historia sin que me seque la
garganta contandotela...Ese que tu dices “pastor”, tiene mas de
lobo que de perro guardian. Quiza tu no lo veas, pero yo si!.
Y diciendo esto se
levanto y tomo su cayado, y comenzo a caminar con paso lento mientras
se despedia del joven que aun estaba tratando de asimilar todo lo que
habia oido de boca del vagabundo.
- Si de verdad deseas
departir sobre este asunto, mejor sera que atiendas tus quehaceres
para con tu señor, y cuando hayas rematado la faena, me busques si
te place en el granero abandonado que hay a las afueras del pueblo,
alli estare a falta de mejor lugar donde pasar la noche. Quiza
hablando y escuchando aprendas un par de verdades sobre ese que
llamas “eminencia”.
Aun no habian caido un
par de horas de la madrugada, cuando aparecio por el granero el joven
monaguillo, alli se encontro al viajero, sentado en el suelo y
alimentando de su mano a una pareja de cuervos que no parecian
intimidados en absoluto por su presencia, mas bien, parecian
confiados y tranquilos, como si nada temiesen del mendigo y
estuviesen habituados a su compañía.
Este vio llegar al joven
y con un ademan de su mano , le invito cortésmente a pasar:
- Sientate como un buen
amigo y comparte mi escasa cena, apenas puedo ofrecer mas que un
pedazo de pan y queso de cabra y un trago de vino….pero
gustosamente lo comparto contigo, en cuanto a mis amigos emplumados,
nada has de temer de ellos, ningun daño te haran, mas bien, te
ayudaran a comprender cuanto hemos hablado y has intuido en nuestro
primer encuentro.
El muchacho se sento sin
entender mucho de lo que el extraño le decia, pero intuia que aquel
hombre era mucho mas de lo que aparentaba ser tras aquellas ropas
mugrientas y su aspecto miserable.
- Has de saber que estos
pequeños son mis ojos por el ancho mundo, todo lo que ellos ven, me
lo cuentan, y a veces, las cosas que descubro tras sus relatos me
dicen que no todos son lo que a primera vista ves. Ese es el caso de
ese saco de carroña que tu tienes en tan alta estima. Lo que Hugin y
Munin me han contado de el, no le deja en mejor lugar que los cerdos
que se revuelcan en el lodo.
-¿Y que es lo que sabes
tu del Obispo Sigtriuc si es que puede saberse?- Replico el muchacho
gesticulando con las manos y con un gesto bastante agrio.
-Mira muchacho…como ya
te he dicho, yo se muchas cosas, y si te prestas a escuchar, lo mismo
aprendes a dominar tu temperamento y empiezas a entender que no te
deseo mal alguno, es solo que, como te contaba esta mañana, no es la
mejor compañía para el cordero el diente afilado del zorro…
- Oh!!...deja ya de
marearme con tus acertijos pordiosero!...Si tienes algo que decir de
Sigtriuc, habla de una vez, y si no, callate y duerme bien esta
noche, porque si lo que tienes que decir no me parece justo y cabal,
yo mismo me asegurare de que te saquen del pueblo a pedradas por
difamar al Obispo.
El extraño poso en el
suelo unos granos de cereal para que sus cuervos continuasen
picoteando y tras hechar un largo trago de su bota y ofrecer a su
compañero de su contenido, aunque este lo rechazo molesto, empezo a
hablar con tono calmado.
- Bien, has de saber que
mis cuervos me han narrado que la colecta por las aldeas no fue tan
mala como ese perro ladra. Todos sabemos que nada sobra a estas
sencillas gentes, y dan de lo poco que tienen, aquello que pueden,
pero a Sigtriuc eso no parece importarle, como todos los carroñeros,
no se conforma con el hueso y quiere descarnar a la presa.
- Hace una buena colecta
para sufragar las obras del nuevo templo, todos debieran estar mas
que honrados de contribuir a ello mas alla de unas miseras monedas-
Replico el mozalbete con suficiencia.
- Eso crees
muchacho?...¿Acaso sabes a cuanto ha ascendido la “miserable
colecta” de la que tanto se queja tu Obispo?....Oh si!.claro que lo
sabes!...mis cuervos me han contado que se te ha encargado entregar
la bolsa a un mensajero que debiera llevarla a manos de los monjes
para poner estos donativos a buen recaudo! Pero…¿Qué hay del
grano que se ha perdido por el camino antes de llegar al granero?.
- No entiendo a que te
refieres!!- Protesto el muchacho, esos dineros estan destinados a una
gran obra, y a estas horas estaran ya con bien en manos de los buenos
monjes y los buenos señores que se haran cargo de comenzar las
obras.
El mendigo solto una
sonora carcajada y volvio a dar unos granos a sus cuervos, antes de
continuar hablando con calma.
- ¿Y que hay de las 2
piezas que sustrajiste de la bolsa y guardas celosamente en tu
faltriquera?. No te asustes, se que no lo has hecho con mala
intencion. Mis cuervos me han hablado de la hermosura de la hija del
tabernero. Tambien me cuentan que pronto celebrara su mayoria de
edad!
- ¿Cómo sabes acerca de
Astrid y de lo que saque de la colecta?. No me siento orgulloso de
ello, pero no recibire nada del Obispo hasta dentro de varias lunas,
y queria presentarme ante ella con un regalo. Ya se que no he obrado
bien…pero solo queria mostrarle mi aprecio, y pretendia devolver lo
que sustraje en cuanto recibiese mi paga del obispado.
- Oh!...no debes
lamentarte…pues no son un par de granos los que disminuyen el
granero. Tu no has hecho mas que ceder ante el hechizo de unos ojos
hermosos y unas caderas generosas, pero otros no tienen tan buena
excusa, y mucho menos se plantean enmendar la falta tal y como tu
planteaste. – Replico el mendigo dando una suave palmada en la
espalda del atribulado mozalbete- Mira a Sigtriuc…acaso le has
visto provarse alguna vez estando en su compañía?. Cuando llega a
un pueblo, come de lo mejor y se aloja en la mejor casa, su cuerpo no
conoce las rozaduras de las telas bastas y sus dedos estan cargados
de añillos caros. Si no encuentra alojamiento, paga la mejor de las
posadas y exige el mejor de los alimentos y bebida. ¿Acaso lo paga
de su bolsillo?. ¿No era la plata que recolectais para elevar un
altar a vuestro dios?. Yo mas bien creo que gran parte del grano se
pierde cebando a un cerdo!.
El muchacho permanecio en
silencio, nunca se habia planteado las cosas tal y como se las estaba
contando el vagabundo, hubiese querido replicar algo, pero en el
fondo, empezo a entender que las palabras de aquel hombre estaban
sobradas de razon.
- Dime muchacho….en el
tiempo que llevas a su servicio, ¿te ha sentado alguna vez con el en
la mesa?, o mas bien comes de las sobras que te deja…¿acaso has
visto a este que se llena la boca con palabras vanas hablando de
compartir y de dar al que pasa hambre, invitar a su comilona a algun
necesitado?. Apuesto a que callas porque sabes que la respuesta es
negativa. Pero no es el solo el que se aprovecha, hay mas alimañas
que sustraen del granero…ahora guarda silencio y escucha.
El muchacho estaba
descubriendo que aquel hombre parecia ser un oraculo, un ojo
implacable que todo lo veia, asi que, muy a su pesar, hizo lo unico
que podia hacer, callar y escuchar!.
- Tras tu pequeña falta,
confiaste la bolsa tal y como se te habia mandado a un jinete que la
portase hasta las manos de los monjes en la corte. Pero he aquí que
el hombre a quien confiaste los dineros, ha tenido que galopar tres
largos dias con sus noches, y no considero que el pago que obtuvo por
su servicio fuese el suficiente. Asi que ha estado tres noches
durmiendo en caliente y bien acompañado, y comiendo y bebiendo bien
a cuenta de tu Obispo y su colecta, y has de dar gracias a que el
miedo a ser perseguido no le hizo quedarse todo el grano. Llegado a
su destino, confió la bolsa a unos “buenos monjes” que
consideraron que quedarse una parte del grano para sus “buenas
obras” (empezandolas por ellos mismos!), no se notaria, y de
estos, paso la bolsa a manos de los nobles señores, encargados de
guardar y administrar los dineros para empezar a construir el templo.
Entre lo que su basta codicia reste de la bolsa, y lo que se repartan
otros cerdos de la misma piara que Sigtriuc…¿Cuánto crees que
engrosaran las arcas destinadas a construir el altar de tu dios?,
¿Cuántas cosechas mas haran falta para llenar el granero?. ¿Cuánto
grano recolectareis tu y el ministro del dios Cristiano, a cuantos
mas sangrareis, pobres o señores antes de completar la obra?.
El muchacho bajo la
cabeza abatido y apesadumbrado, mas aunque atribulado por lo que
habia oido, comprendio que el extranjero tenia razon, y que
probablemente, todas y cada una de las palabras que habia dicho eran
verdad, ya que sabia lo de las dos monedas que guardaba muy en
secreto y lo de su amor por Astrid.
- Debieras plantearte que
a diferencia de tu Obispo, yo si conozco la naturaleza de los
animales que alimento. Reparto de lo que tengo con los mios, y no
pido a nadie lo que no puede dar. No pido al cordero que se comporte
como un lobo, ni a este que niegue su naturaleza. No como ese que
tanto estimas, que se dice “pastor del rebaño”, pero les
escatima y roba la comida. Dice venir a dar a todos, pero no le he
visto mas que reclamando tributo en nombre de su dios. Yo de ti,
empezaria a preguntarme a quien sirve mi corazon, empezando por lo
que sientes por esos hermosos ojos verdes. No veo razon por la que no
puedas amar y servir a tu dios a la vez. ¿Acaso consagrarte de por
vida al servicio de Sigtriuc te hara mejor hombre?. Yo pienso que
tendrias que empezar por buscarte primero a ti mismo, saber que
deseas ser, si lobo, perro guardian o sumiso cordero…y cuando lo
hayas encontrado, quiza solo entonces estes preparado para encontrar
tu camino, sirviendo a dios o a los hombres.
Nada mas dijo aquel
extraño viajero aquella noche, despido amablemente al muchacho, y
antes de rayar el alba, emprendio su camino, seguido por los dos
cuervos que volaban a su derredor… En cuanto al joven monaguillo,
le falto tiempo para acudir a ver a la hermosa Astrid y llevarle un
hermoso collar, y tambien le falto tiempo para despedirse de la
compañía de Sigtriuc, que no entendio como de la noche a la mañana,
el que tan convencido estaba de servirle, habia decidido marchar y
buscar trabajo como uno mas de aquella chusma ignorante y poco
temerosa de dios.
Dicen que el mozalbete
encontro su camino, pues se empleo como mozo en la posada, de este
modo, tenia siempre cerca la mirada inspiradora de ella, y nunca le
falto un plato caliente. En cuanto a las palabras de Sigtriuc,
aprendio a recelar de ellas, a escuchar con algo mas que los oidos y
mirar con algo mas que los ojos… Como el viajero habia
dicho…aprendio a conocer la naturaleza de aquellos a quien su
corazon alimentaba a partir de aquel entonces.
1 comentario:
men no es por nada malo pero deberias cambiar el fondo por otro que contraste mas con el color de las letras, ya que la imagen del rayo dificulta un poco la lectura; referente a la historia me gusto leerla.
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